Sobre la práctica del yoga 2

LA RESPIRACIÓN COMO FUENTE DE ENERGÍA

La vida depende por completo del acto de respirar. Respirar es vivir, y no hay vida sin respiración.

A través de la respiración consciente podemos captar, asimilar y fluír armoniosamente con la energía que anima la vida ( prâna ).

En yoga el término prâna, significa aliento. Todo tipo de fuerza de este universo físico o mental, tiene su origen en este prâna.Prâna es el nombre con el que designamos un Principio universal, esencia de todo movimiento , fuerza o energía. Se le puede llamar el alma de la fuerza o de la energía en todas sus manifestaciones. El Génesis conocía la diferencia que existe entre el aire atmosférico , y el principio misterioso y potente contenido en él. Habla de “la respiración del espíritu de vida”.

Si se tiene en cuenta que la mayor suma de prana adquirida por el hombre, le llega por medio del aire que respiramos, es fácil apreciar la importancia de una buena respiración.

La respiración entonces es algo así como la manifestación externa del flujo de prâna. Un dominio inteligente de la facultad de respirar, prolonga nuestros días dándonos mayor resistencia, mientras que una respiración descuidada, mengua nuestra energía vital.

Esta energía puede perturbarse también por varios acontecimientos ( físicos, psíquicos, climáticos, alimentarios... ). Como consecuencia se produce un desequilibrio en esas zonas del cuerpo, en las que esas energías se ven frenadas.

El yoga intenta restablecer la buena circulación de prâna en el cuerpo. Un buen medio para desbloquear esa energía, lo constituye una mayor movilidad del cuerpo, unida a una mayor conciencia de las distintas zonas, de ahí la amplia gama de posturas que propone el yoga., en las que los distintos movimientos (estiramientos, juegos de compresiones., torsiones..., etc. ), nos hacen tomar conciencia fácilmente de las distintas zonas del cuerpo.

Otra forma de ayuda al desbloqueo de energía es por medio del pensamiento; para ello propone lo siguiente: “ Prâna circula donde el espíritu se fija” ( en forma de atención), lo cual quiere decir, que si llevamos la atención a una zona determinada de nuestro cuerpo, vamos a llevar también hacia ella prâna, permitiendo a esta energía vital circular en dicha parte de nuevo y sin obstáculos.

La respiración yóguica o completa, pone de relieve tres zonas importantes en nuestro cuerpo.: la zona abdominal, costal y clavicular.

Zona abdominal. Quizás esta región, sea la más importante, pues es sede de numerosos órganos vitales (hígado, bazo, intestinos...). La respiración en esta zona permite una gran oxigenación, es la más instintiva, llamada también respiración de la especie. Una respiración deficiente en esta zona, puede expresar una salud débil, fundamentalmente en forma de trastornos digestivos, así como diversas alteraciones nerviosas, en forma de miedo, inseguridad... ,etc.

La zona del pecho (Costal), es una zona especialmente sensible. sede de las emociones, y en particular, de contención de emociones reprimidas. Esta región requiere estar abierta. no crispada, para lo cual el yoga propone posturas que favorecen la liberación de tensiones, lo que repercute en una mayor estabilidad emocional. La respiración en esta zona fomenta la afectividad, y las relaciones con el entorno, así como la confianza en uno mismo. El bloqueo energético en esta zona, produce trastornos en el área del corazón, como taquicardias, asma ... etc.

En la zona clavicular, la capacidad respiratoria es menor que en las anteriores, sin embargo adquiere más valor cuando se apoya en ellas en una respiración completa, por ejemplo. Es una respiración que fortalece y purifica la parte alta de los pulmones, al tiempo que favorece la actividad mental. Las alteraciones en esta zona repercuten favoreciendo los trastornos psicosomáticos.

Así la respiración yóguica abarca en su recorrido de inspiración y expulsión del aire estas tres zonas del cuerpo, mejorando la salud física, aumentando la capacidad mental, y desarrollando el aspecto espiritual de la naturaleza en el hombre.

Isabel Armalé Pérez.

Profesora titulada por la AEPY. Miembro de la Unión Europea de Yoga.      

   



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